miércoles, 9 de diciembre de 2009

¿ENTE O ENTIDAD CONTABLE?

Es probable que en más de una ocasión, un sinnúmero de estudiantes de contaduría se hayan preguntado respecto de la diferencia entre los conceptos de “ente” y “entidad”. Esto, porque la literatura contable recurrentemente utiliza los precitados términos de manera indistinta. No obstante, que el “principio contable” es contundente cuando expresa que la contabilidad se ocupa de la medición del patrimonio del “ente”, no pocos autores refieren en sus tratados que este lugar le corresponde a la “entidad”. Cabe mencionar que en el campo de la contabilidad, y de la contaduría en particular, los conceptos de “ente” y “entidad” constituyen referentes fundamentales. Por lo que, dilucidar su verdadero significado resulta en este campo un asunto de inapreciable necesidad. El “ente, es -para Basave- todo lo racional y lógicamente pensable, definición que Emmanuel Kant avala en toda su extensión dentro de su sistema filosófico, cuando al referirse a la ontología la define como el estudio de los conceptos a priori que residen en el entendimiento y tienen su uso en la experiencia.
En este contexto, el “ente” puede ser definido de manera general como aquel pensamiento coherente factible de cobrar existencia real, o permanecer en el fuero interno del ontologizador en forma de concepto. Las ideas, que no coinciden con el pensamiento normal de los hombres sobre los objetos del mundo y sus relaciones -como por ejemplo la idea de un triángulo de cuatro lados-, no pueden constituir jamás un “ente”, puesto que vienen a ser un “sinsentido”, una “idea descabellada”, una “irracionalidad”, imposible de cobrar existencia concreta o servir de base o apoyo a otras deducciones lógicas.
La “entidad”, por otra parte ha sido definida –también de manera general- como la esencia de algo. De ahí, su carácter de concepto básico apropiable por varios campos del conocimiento científico. Por “entidad”, se entiende dentro de este contexto, a diversas cuestiones de acuerdo a las circunstancias dentro de las cuales se use el término. En informática –por ejemplo-, “entidad” es cualquier tipo de objeto o concepto sobre el que se recoge información. En física, se denomina “entidad” a cualquier elemento que constituye parte del universo observable, que tiene una localización espaciotemporal, contiene energía, es capaz de interaccionar, y es además medible. En química –igualmente-, se habla de “entidades elementales” para referirse a átomos, moléculas, partículas, iones, etc., cuya unidad de medida es el mol.
Juzgando por sus orígenes, toda “entidad” es inicialmente un “ente”; pero, no todo “ente” constituye naturalmente una “entidad”. Para que efectivamente lo sea ha de exhibir necesariamente las siguientes características: existencia real (no necesariamente material o animada); autonomía en su organización interna y externa; y, diferenciación e individualidad. De acuerdo con lo expresado, las “entidades” pueden tener una existencia concreta o una existencia abstracta. Concreta -claro está-, si sus atributos pueden ser percibidos por los sentidos. Abstracta, si sus atributos están relacionados con cualidades inherentes a las propiedades de un concepto.
Asimismo, desde una óptica estrictamente general las entidades pueden pertenecer a cualquiera de las siguientes categorías: a) místicas: espíritus, arquetipos, deidades; b) sapientes: seres humanos, humanoides, androides; c) conscientes: animales inteligentes, artefactos dotados de inteligencia artificial; d) sensibles: animales; e) biológicas: plantas, hongos, bacterias; f) dinámicas: virus, fuego, tormentas, cristales, etc.; g) inanimadas: artefactos, tótems, monolitos, y; g) socioeconómicas: empresas, instituciones, comunidades, estados, etc. Pero, así como en el campo de la informática, de la física, o de la química, el concepto de “entidad” sugiere una realidad que tiene que ver fundamentalmente con el objeto de estudio de estas ciencias; en el contexto de la contabilidad, el concepto sirve igualmente para delimitar el objeto de estudio de esta disciplina, siéndole atribuible –por consiguiente- todos los atributos propios de un sistema, como: a) interrelación e interdependencia; b) totalidad; c) búsqueda de objetivos; d) energía: toda entidad depende de algunos insumos para conseguir sus fines; e) transformación: todos las entidades son transformadores de entradas (insumos) en salidas (productos); f) entropía: toda entidad es un sistema social relacionado con la tendencia de caer en un estado de desorden; g) administración: las entidades son conjuntos de recursos materiales, informáticos, financieros, y humanos en interacción que deben ser administrados; h) jerarquía: todas las entidades son sistemas integrados por subsistemas más pequeños; i) diferenciación: en las entidades complejas existen unidades especializadas que desempeñan funciones especializadas. j) equifinalidad: toda entidad es un sistema abierto dentro del cual los resultados finales se pueden lograr con diferentes condiciones iniciales y de maneras diferentes.
Para la contabilidad, la noción de “ente” constituye –sin duda- una construcción filosófica que orienta y guía la cientificidad de esta disciplina. La “entidad”, por su parte, constituye la realidad específica (empresas o instituciones) dentro de cuyo contexto opera la contabilidad por medio de la contaduría y los sistemas contables.

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