lunes, 26 de octubre de 2009

“PANEQUIDAD” CONTABLE


“Panequidad” no es un término que vaya a encontrarse en el DRAE. No se encuentra, porque “panequidad” es algo que se me acaba de ocurrir. No digo que “panequidad” sea una palabra. Porque la palabra pertenece al lenguaje coloquial. “Panequidad” es más bien un término. Un término “subversivo” en el lenguaje de la contabilidad. Es un síntoma, una señal, un signo, que pretende llamar la atención respecto de lo fundamental que resulta la equidad en el campo de la contabilidad, de la contaduría en particular.
Si la medición del patrimonio del ente es el objeto de estudio de la contabilidad, y el contador la persona que con apego a la equidad lleva a cabo tan sui géneris misión, creo que existen razones más que suficientes, para subvertir el calmo ambiente contabilístico con la intromisión del término en cuestión.
La equidad –qué duda cabe- es el cógito ergo sum
[1] del contador. Es, su esencialidad. Su “pensamiento” y su “lenguaje”. Es “el qué es para el contador”. Essentia de la contabilidad, la equidad se define en este campo, como la justicia natural que actúa allí donde el derecho positivo no ha establecido norma alguna. La equidad hace del contador el más cívico de los hombres. El factotum[2] de la entidad. El sujeto y el objeto del trabajo contable. ¡Es usted contador! Aquí tiene la llave de mi negocio, proteja mis intereses. Vele por ellos, los de mis trabajadores, de mis proveedores, y del estado. Cuide de mi empresa como la suya propia. Lleve dentro y fuera de ella la justicia más allá de lo que la ley ordena, debería ser –pero desafortunadamente no lo es-, el autentico sentir de todo empresario con relación a la figura del contador.
Cabe afirmar, que la oposición entre intereses económicos es tan antigua como la propia humanidad. Surge con la horda, se acrecienta en la tribu, y cobra relevancia en todas las organizaciones socioeconómicas a partir del esclavismo. En la Edad Media se hace más evidente en la esfera de los negocios, el estado, el ejército y la iglesia. La frase: “No hay mejor trabajo que el de tesorero; pues, no llevo las cuentas del convento para ganar dinero sino para construirme como hombre para la gracia divina”, que registra la historia de la Edad Media; pondría en evidencia, que habrían sido los monasterios las primeras instituciones que rindieron culto a la equidad en el campo contable. En dichas instituciones, los monjes que fungían de tesoreros en los conventos y en otras instituciones pías, tenían a su cargo los libros y cuadernos contables en los que se registraba la comprobación de los ingresos y gastos. Cada año debía efectuarse un balance, el cual quedaba registrado en libros de cargo y data para supervisión por parte de la superioridad eclesiástica. Un monje anónimo habría sido en todo caso el primer contador de la historia.
Pero, la pregunta esencial que debemos intentar responder en esta nota, es: ¿qué se entiende realmente por “panequidad”? Desde luego, basándome en la doctrina de la contabilidad, en el análisis de los Principios de Contabilidad Generalmente Aceptados, la respuesta a la pregunta básica enunciada arriba, es la siguiente: “Panequidad” es una locución conformada por la palabra “pan” que en griego significa “todo”, y el sustantivo castellano “equidad”. En este contexto, “Panequidad” contable, sugiere que “todos los principios de contabilidad se subordinan de manera absoluta al concepto de equidad”, por cuya razón, la equidad se constituye en postulado básico de la contabilidad, y por ende, en el principio deontorregulativo más importante de la profesión del contador.
Panequidad” contable, desarrollado a nivel de concepto podría formar parte del marco moral del curso de Deontología Profesional, “Teoría del Deber”, o “Ética Normativa”, que las escuelas de contaduría imparten a los estudiantes de esta carrera, y que se ocupa del estudio y aplicación de las obligaciones morales que los contadores deben observar en el ejercicio de su profesión.
Como término, “Panequidad” sugiere ser una metáfora en el campo de la contaduría. “Lo dijo el contador”, podría ser en sentido figurado su significado más asertivo, aunque “Equidad locuta, causa finita”
[3], de ninguna manera le vendría mal.
[1] “Pienso por lo tanto soy”.
[2] La persona más importante.
[3] “Actuó la equidad, se acabó la disputa”.

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