Nadie duda de las diferencias que existen entre las MYPE y la mediana y la gran empresa. La diferencia más notoria es la cantidad de recursos materiales, informáticos y financieros que estas manejan. Sin embargo, tanto o más importante que dichos recursos es la cultura organizacional. Es decir, el conjunto de normas, hábitos y valores que rigen la vida de la micro y pequeña empresa, que a diferencia de los recursos tangibles que pueden obtenerse discrecionalmente en el mercado, la cultura organizacional está directamente vinculada al conjunto de personas que conforman el talento humano de la empresa.
La cultura organizacional es uno de los pilares fundamentales de toda empresa competitiva. Por lo tanto, en estos tiempos en los que se habla de Tratados de Libre Comercio (TLC) con fulano, zutano, mengano y perengano; la renovación de la cultura organizacional de las MYPE., se ha convertido en una tarea fundamental para el desarrollo de ventajas competitivas y de supervivencia de estas empresas.
Toda micro o pequeña empresa posee un tipo de cultura organizacional. “Débil” o “fuerte”, la cultura de las MYPE., es un asunto que tiene que ver con las características del empresario como persona: con sus raíces culturales, con lo aprendido en el ámbito familiar y en el entorno en el cual se desenvuelve y convive, sus valores, actitudes, creencias y normas que conforman su comportamiento, y que se ven reflejadas en todas aquellas actividades que emprende como ser humano.
Por cierto, que en un país multicultural donde coexisten: “costeños”, “serranos” y “selváticos”. Cholos y mestizos. “Arequipeños”, “limeños, “chiclayanos”, “liberteños”. “Charapas”, “chalacos”, “shilicos”, etc. Dizque, también: “cajamarqueses”, cajamarquinos, y “cajachos”. La cultura organizacional de las MYPE., en el Perú, resulta tan diversa como la propia flora y fauna de este país.
Tanto como diversa, la cultura de nuestras MYPE., es igualmente “débil”. Sirvió en el pasado para competir domésticamente. Más, sin embargo, con la vigencia de los TLC., empresas extranjeras, que operan bajo probadísimas culturas de éxito, invadirán inmisericordemente no sólo nuestros espacios físicos ubicando frente o al costado de nuestros propios negocios, flamantes establecimientos como los que ya vemos en los rubros farmacéutico y ferretero, que en poco tiempo están dando cuenta de nuestras modestas boticas, farmacias y ferreterías-, lo harán también copando nuestros mercados dentro y fuera del país.
Revalorar la cultura de nuestras MYPE, significa reducir sus “desigualdades “, preservando al mismo tiempo lo beneficioso que tiene la “diferencia” basada en su diversidad. Pero, el tránsito de una cultura “débil” a una “cultura de éxito” no es algo que caiga del cielo. Es el resultado de un proceso evolutivo que responde fundamentalmente a la “idea” o “concepto de empresa” que mantenga y practique el empresario. Por consiguiente, cabe preguntarse: ¿Qué entiende por empresa un micro o pequeño empresario en el Perú? ¿Una fábrica de hacer dinero que importan los medios? O, “Un sistema integrado por seres humanos y recursos económicos puesto al servicio de la sociedad”.
Improvisados restaurantes a lo largo de nuestras carreteras, carentes de inodoros, sin servicio de agua potable, donde primero se paga para después ser atendido; instituciones educativas particulares, operando en locales absolutamente inadecuados; notarías, donde, si el usuario no paga con sencillo no es atendido; empresas de transporte interprovincial que cobran a sus pasajeros por el uso de los servicios higiénicos, son algunos ejemplos que nos hablan de una cultura organizacional “bárbara” en muchas de nuestras micro y pequeñas empresas.
Un cambio radical en la cultura de las MYPE. es absolutamente necesario. La cuestión es: quién comienza dicho proceso si el micro empresario no es alguien que tenga afecto a la capacitación en gestión, y sus colaboradores más cercanos no conocen de dirección estratégica, clima laboral, competitividad, innovación, marketing, etc. Por lo tanto, la pregunta resulta siendo la de siempre: ¿Quién podrá ayudar al micro y pequeño empresario a renovar su cultura organizacional? ¿El contador? Debería serlo, porque es el único profesional que tiene acceso a las MYPE. Pero, ¿cuán preparado se halla este profesional en dichos menesteres?
La cultura organizacional es uno de los pilares fundamentales de toda empresa competitiva. Por lo tanto, en estos tiempos en los que se habla de Tratados de Libre Comercio (TLC) con fulano, zutano, mengano y perengano; la renovación de la cultura organizacional de las MYPE., se ha convertido en una tarea fundamental para el desarrollo de ventajas competitivas y de supervivencia de estas empresas.
Toda micro o pequeña empresa posee un tipo de cultura organizacional. “Débil” o “fuerte”, la cultura de las MYPE., es un asunto que tiene que ver con las características del empresario como persona: con sus raíces culturales, con lo aprendido en el ámbito familiar y en el entorno en el cual se desenvuelve y convive, sus valores, actitudes, creencias y normas que conforman su comportamiento, y que se ven reflejadas en todas aquellas actividades que emprende como ser humano.
Por cierto, que en un país multicultural donde coexisten: “costeños”, “serranos” y “selváticos”. Cholos y mestizos. “Arequipeños”, “limeños, “chiclayanos”, “liberteños”. “Charapas”, “chalacos”, “shilicos”, etc. Dizque, también: “cajamarqueses”, cajamarquinos, y “cajachos”. La cultura organizacional de las MYPE., en el Perú, resulta tan diversa como la propia flora y fauna de este país.
Tanto como diversa, la cultura de nuestras MYPE., es igualmente “débil”. Sirvió en el pasado para competir domésticamente. Más, sin embargo, con la vigencia de los TLC., empresas extranjeras, que operan bajo probadísimas culturas de éxito, invadirán inmisericordemente no sólo nuestros espacios físicos ubicando frente o al costado de nuestros propios negocios, flamantes establecimientos como los que ya vemos en los rubros farmacéutico y ferretero, que en poco tiempo están dando cuenta de nuestras modestas boticas, farmacias y ferreterías-, lo harán también copando nuestros mercados dentro y fuera del país.
Revalorar la cultura de nuestras MYPE, significa reducir sus “desigualdades “, preservando al mismo tiempo lo beneficioso que tiene la “diferencia” basada en su diversidad. Pero, el tránsito de una cultura “débil” a una “cultura de éxito” no es algo que caiga del cielo. Es el resultado de un proceso evolutivo que responde fundamentalmente a la “idea” o “concepto de empresa” que mantenga y practique el empresario. Por consiguiente, cabe preguntarse: ¿Qué entiende por empresa un micro o pequeño empresario en el Perú? ¿Una fábrica de hacer dinero que importan los medios? O, “Un sistema integrado por seres humanos y recursos económicos puesto al servicio de la sociedad”.
Improvisados restaurantes a lo largo de nuestras carreteras, carentes de inodoros, sin servicio de agua potable, donde primero se paga para después ser atendido; instituciones educativas particulares, operando en locales absolutamente inadecuados; notarías, donde, si el usuario no paga con sencillo no es atendido; empresas de transporte interprovincial que cobran a sus pasajeros por el uso de los servicios higiénicos, son algunos ejemplos que nos hablan de una cultura organizacional “bárbara” en muchas de nuestras micro y pequeñas empresas.
Un cambio radical en la cultura de las MYPE. es absolutamente necesario. La cuestión es: quién comienza dicho proceso si el micro empresario no es alguien que tenga afecto a la capacitación en gestión, y sus colaboradores más cercanos no conocen de dirección estratégica, clima laboral, competitividad, innovación, marketing, etc. Por lo tanto, la pregunta resulta siendo la de siempre: ¿Quién podrá ayudar al micro y pequeño empresario a renovar su cultura organizacional? ¿El contador? Debería serlo, porque es el único profesional que tiene acceso a las MYPE. Pero, ¿cuán preparado se halla este profesional en dichos menesteres?
No hay comentarios:
Publicar un comentario